(del laberinto al treinta)


lunes, 6 de julio de 2015

La jauría cristofacha

En Córdoba pa no ser menos que los de la capitarrr de Ejpaña, también hemos tenido estos días nuestro Caso Zapata particular: el linchamiento mediático en prensa cristofacha y en las redes sociales donde gruñen los orcos nacionalcatólicos de un cargo municipal por un quítame de allá unos tuits o, en nuestro caso, un cuadro de la pared. Pero nosotros más. Porque si en Madrid fue un concejal el linchado en Córdoba ha sido la propia alcaldesa.

En el fondo lo que están tratando de hacer las hordas reaccionarias es buscar una grietita por pequeña que sea en la que quepa el filo de un cincel y a martillazos difamatorios, injuriosos o embusteros tratar de derribar sin concurso de las urnas los gobiernos de mayoría progresista en aquellos lugares o instituciones de los que han sido desalojados por aquellas.

Al grano. La alcaldesa de Córdoba, una histórica del aparato del PSOE local, pero que está demostrando un exquisito olfato político positivo como para adaptarse a los nuevos tiempos y sobre todo está mostrando una voluntad de diálogo con los socios de gobierno o de apoyo que las urnas le han hecho compartir y de diplomacia de la buena a prueba de gremlins ultracentristas, comenzó dando los primeros pasos por la senda de la dignidad y de los gestos esperanzadores. Aparte de anunciar la puesta orden en temas tan apestosos como los negocios ladrillistas-futboleros en que se hallaba incursa la corporación ultraliberal anterior, dirigió esos primeros pasos al homenaje al último alcalde republicano, fusilado por los antepasados ideológicos de quienes la precedieron en el gobierno municipal y anunció el cumplimiento de la Constitución eliminado los símbolos confesionales, exclusivamente católicos, del ámbito físico de la Casa de Todos los Cordobeses. Hay que advertir que los anteriores dominadores del edificio, politoxicofrades y ultracatólicos en su mayoría, lo habían dejado en tal estado de profusión idolátrica que ni el escaparate de La Clámide Púrpura de la calle San Pablo, oiga.

Bien, pues en esas estábamos cuando, tras anunciar la alcaldesa que siguiendo el mandamiento constitucional, se procedería a la retirada de la pasmosa cantidad de símbolos religiosos católicos que luce el consistorio, empezando por un valioso crucifijo de marfil que sería enviado al museo para su exhibición en lugar adecuado, la muy despierta célula de agitación del yihadismo nacionalcatólico cordobés ha encontrado la ocasión propiciatoria, el equivalente a los tuits de Zapata de sus hermanos de fascio madrileños, un cuadro del Arcángel Rafael que luce desde hace cientos de años en las paredes consistoriales, para meter el cincel y liarse a machotazos.

Esa siempredespierta célula cristofascista cordobesa (¡centinela alerta... alerta está!) tiene su sede en la sentina del acorazado/diario monárquico católico AWC y su jefe de escuadra es un individuo siniestro, esquinado, melifluamente fofiblando, por nombre de guerra Merienda Cofrade, especialista en maniobras de intoxicación informativa masiva, que no tardó en ver la oportunidad de ganar puntos ante sus empleadores, montando una operación, la Operación Rafalete, dirigida a disturbar las primeras semanas de gobierno municipal progresista.

Lo primero fue lanzar el bulo desde las páginas del diario cristofacha de que en el lote de eliminación de símbolos religiosos de las dependencias municipales iba incluido un cuadro al óleo del pintor local del siglo XVII Antonio del Castillo, situado en el Salón de Plenos, que representa al genio alado que porta un pez de la tradición judeocristiana, considerado por los católicos como de existencia real y custodio mediante sus poderes mágicos de la ciudad. Ello sabiendo que tal genio alado ha acabado convirtiéndose por la fuerza de los siglos y del roce en un símbolo de la ciudad para creyentes y no creyentes, a la manera en que lo es el oso agarrado a un madroño para los madrileños. Animales simbólicos ambos son: uno mitológico y el otro natural. Y que nadie en su sano juicio con dos deos de frente política se atrevería a exigir su retirada. Pero la jodida insidia estaba servida. Pero eso resultaba insuficiente para una intoxicación completa en los tiempos del dominio informativo de las redes sociales. El siguiente paso para crear una alarma social, pero sobre todo para alimentar las fauces de la jauría cristofacha de Internet y aprovechar su poder multiplicatorio, fue crear un grupo de facebook con título NO ME TOQUES A SAN RAFAEL, en el que se daba por sentado como principio fundacional que la alcaldesa había dicho que se llevaría palante el cuadro del genio alado. El resultado estaba garantizado toda vez que se trataba de un experimento ya ensayado con éxito. Cuando por fin emergió en esta narcotizada ciudad la polémica masiva –muchos llevábamos denunciándolo desde hacía años sin el menor eco- por la inmatriculación fraudulenta de la Mezquita de Córdoba y la manipulación torticera de su caudal simbólico, histórico y artístico por parte de la Iglesia Católica, la misma célula dirigida por el mismo malbicho creó un grupo de Facebook (Keep Calm y dejen la Mezquita Catedral de Córdoba en Paz) que se publicitó ampliamente mediante financiación del acorazado AWC. Aún siguen agitando las aguas del reaccionarismo y reactivando día a día el odio a la normalidad aconfesional de un estado moderno. Vistos los antecedentes, el efecto convocador de las redes cristofachas y narcocatólicas se encargó del resto. En menos de diez horas el portal NO ME TOQUES A SAN RAFAEL tenía más de 15.000 seguidores, entre simples curiosos, adictos al morbo y horda carroñera orcofascista propiamente dicha. Su poder corrosivo es tal que al final han obligado a la alcaldesa a dar explicaciones de hechos y dichos que nunca habían tenido existencia real. Con la exquisitez diplomática de que ha hecho gala hasta ahora ha cumplimentado los expedientes de dudosas dudas que los cristofachas le han, usando medios ajenos al normal desenvolvimiento de la democracia, escupido. Y ha negado contundentemente que en el lote de cumplimiento constitucional de eliminación de la simbología partidista confesional católica que atenta contra los derechos de los miles de cordobeses que la consideramos una agresión ideológica y política intolerable, se incluya el cuadro del animal mitológico alado que ha acabado convertido por la fuerza de la costumbre y la tradición en uno de los símbolos identitarios de la ciudad.

Pero lo que resulta terriblemente inquietante no es que un medio de esencia franquista como el acorazado AWC, representante de la reacción perifascista en estado puro, haya montado este intento de golpe de estado informativo. No. Lo realmente inquietante es la reacción/postura del resto de los medios de información locales. Salvando el arrojo -inédito en el resto de los medios locales- del redactor de la noticia del diario digital Cordópolis, que ha osado hablar de cumplimiento de la Constitución respecto a la aconfesionalidad del Estado y su aplicación en las instituciones, los otros dos medios, la Hojilla Parroquial (de nombre oficial Diario CÓRDOBA) y el Día del grupo Joly (supuestamente socialpollas) han orientado sus culos directamente entregaítos a las informaciones de sus colegas cristofachas, dando por válidas las mentiras difundidas por el comando nacionalcatólico awcedario, su supuesta competencia, hablando de reculamiento de la alcaldesa donde sólo ha habido por su parte denuncia de manipulación informativa.

Especialmente revelador de la calaña de la chusma con orla de Facultad de Periodismo que desinforma en esta ciudad ha sido el artículo dedicado al tema por una plumilla del Día de Córdoba con el sintomático título de Ambrosio cede ante el Custodio en el que da por sentada, sin aportar ni una sola prueba, la veracidad de las intoxicaciones de sus colegas awcedarios. No es extraño en alguien que viendo cómo la prensa de papel local se irá muy pronto directamente a la mierda para alivio e higiene del aire de la ciudad sólo ve su futuro haciendo guiñitos a los medios nacionales más importantes para que aprecien su voluntad de emular a grandes de la comunicación como Federico, Antonio Burgos, Carlos Herrera, la Schlichting o Isabel Sansebastián.

domingo, 5 de julio de 2015

La Yihad Narcocatólica Cordobesa

El Magno Despropósito que se montó el otro día en Córdoba cuando se hicieron desfilar por la ciudad 25 imágenes de distintos avatares de la diosa madre de los católicos traídas de distintos puntos de la provincia durante doce horas (de 5 de la tarde a 5 de la mañana) provocando un enorme caos y conculcando agresivamente los derechos al descanso y al libre tránsito a miles de ciudadanos que incluso vieron sus propias calles cortadas al tránsito peatonal, no tiene en el fondo mucho que ver, desde el punto de vista de las intenciones de los organizadores, con el cristianismo, la fe, el arte, el turismo o el derecho a manifestación de determinados grupos confesionales, sino con el uso ilegítimo que hace una organización política que no entra directamente en el juego democrático del espacio público para hacer propaganda ideológica y defender sus intereses. Sin decirlo.

La Iglesia Católica es una organización política que mantiene presupuestos ideológicos que están directamente enfrentados con los de una buena parte de la población, incluso de la que dice incluirse en su seno, en materias fundamentalmente de índole social que atañen al ejercicio de ciertas libertades públicas que aquella pretende cercenar. Normalmente se sirve de partidos ideológicamente afines para lograr que el estado declare delitos o no considere legales lo que ella condena en sus estatutos internos como pecados, lo que supone atentar claramente contra los derechos civiles de muchos ciudadanos (ya nadie se acuerda de la guerra de la Iglesia contra el derecho al divorcio civil y sólo hace 30 años). Aparte de ese método usa el derecho consagrado de manifestación religiosa torticeramente para convertirlo en manifestaciones de fuerza política cuando las urnas no favorecen a sus brazos políticos.

Aparte de las 150 procesiones menores anuales que ocupan varias horas las calles del casco antiguo y barrios periféricos todos los fines de semana, fuera de la temporada santa, y que han acabado convertidas en tradición en sólo 20 años porque antes no existían, tanto la Magna del sábado, como el Vía Crucis de hace dos años responden al intento de mostración de fuerza del cabildo cordobés que se encuentra incurso en un proceso de deslegitimación social por lo que la mayoría de la población considera la usurpación de la propiedad y del bagaje simbólico de la Mezquita de Córdoba por parte de sus seculares usuarios. La celebración del 775 aniversario de su consagración como templo católico podía haber cursado con actos culturales, de carácter histórico y literario, ciclos de conferencias, simposiums, etc… Pero evidentemente todo eso pondría en solfa muchos de los presupuestos ilegítimos de la usurpación tanto de la propiedad como del símbolo del monumento que la Iglesia defiende unilateralmente. Por eso lo celebró con un vergonzoso y manipulador espectáculo multimedia de índole catequética que ha sido rechazado de plano por todos los especialistas de historia del arte y de gestión de monumentos del mundo. Con el empeño de llevar la carrera oficial de la Semana Santa al peligroso entorno de la Mezquita con el absurdo (y se ha revelado que imposible) empeño de que todos los pasos ocupen el interior de la Mezquita como uno más de los apropiamientos de todos sus espacios por el catolicismo yihadista. Y por último organizando dos pantagruélicos banquetes cofrades en dos años que hemos pagado entre todos los cordobeses (no es cierto que haya habido beneficios para la ciudad si se descuenta el desembolso público) en los que se ha puesto patas arriba la ciudad sólo para que unos miles de católicos aficionados a ellos se atiborren de los productos que consumen. Y por supuesto para que la Iglesia Católica haga una enorme demostración de fuerza para tratar de mostrarles a los políticos y a la sociedad toda cuáles son sus poderes y cómo tiene un ejército propio de cofrades a su estricto servicio para cuando sea necesario. Porque las cofradías, a pesar de lo que han defendido (no creo que ya muchos sigan haciéndolo) ciertos sociólogos y antropólogos están férreamente dominadas por la Iglesia y no son estructuras asociacionistas populares. Sino el brazo armado en la calle de la Iglesia. Una organización que por ejemplo debería haber sido condenada ya desde hace años en cualquier tribunal internacional de los Derechos Humanos por practicar la discriminación radical laboral de la mitad exacta de la población mundial: las mujeres.

ADDENDUM:

Una vez celebrada la descerebrada bacanal de adictos al virginismo narcocatólico la prensa cordobesa, en lugar de hacer un ejercicio de interpretación de lo que había ocurrido, de sus causas y de sus efectos, positivos y negativos, se deslizó melifluamente por la untada pendiente de las loas mermeládicas, las alabanzas almibaradas y los ditirambos merengosos. Los paganos comercios e instituciones que les permiten disfrutar de sus juguetitos electrónicos de última generación mandan. ¡Y cómo! El aparato desplegado por Los Cuatro Jinetes de Lapocachicha, guardianes de la inviolabilidad del desierto informativo cordobés, AWC, Hojilla Parroquial, El Día y Cordópolis, ha colmado de felicidad a quienes les pagan como anunciantes.

Veamos:

CÓRDOBA: Caluroso y cálido apoteosis mariano

EL DÍA : Cuando Córdoba hierve de fe

CORDÓPOLIS: La “Regina Mater” inunda Córdoba de fervor

AWC: Monumental “Regina Mater

Ni un solo artículo, ni un editorial, ni una sombra de crítica al enorme despropósito de esta manifestación de superstición e imposición de valores nacionalcatólicos franquistas que saca a Córdoba del siglo XXI y la traslada directamente a los años cuarenta del XX. No sea que quien les paga se moleste y deje de pagarles. Ni siquiera una duda ¿Alguien imagina a un médico que mate a sus pacientes, a un arquitecto constructor de edificios sin cimientos…? El equivalente normalmente aceptado es que los periodistas desinformen conscientemente… Sin que a nadie le parezca indecente. Ni siquiera a los propios periodistas. El periodismo no es que esté muerto, que murió plácidamente hace tiempo, es que ha sido resucitado mediante conjuros de magia negra, usando rectángulos de papel timbrado, y convertido en un zombi al servicio de los poderes que les ordenan lo que tienen que informar…

Uno de ellos además, la Hojilla Parroquial, en un ejercicio de minucioso enmierdamiento de hasta el más pequeño de los principios deontológicos de la profesión periodística exigibles, publicó unos días después un estudio, confeccionado bajo los más acreditados sistemas de manipulación informativa de datos, en el que cifraba unos beneficios para la ciudad delirantes según unas medias de tebeo: dos millones y medio de euros. Por supuesto sin descontarle los monstruosos gastos que el estado y el ayuntamiento tuvieron que desembolsar para garantizar la seguridad y la limpieza.

Hoy además, en el mismo medio de desinformación masivo, la Hojilla Parroquial, se recoge la respuesta del capo del narcocofradierismo cordobés a las fundadas protestas de los propietarios de negocios afectados por la batucada narcocofrade por el corte de calles y la obligatoriedad de cerrar hasta veinte de ellos, con tal exceso de celo que hasta una farmacia ha denunciado que sus clientes llegaban a ella acompañados por la policía con el fin de comprobar que efectivamente iban a donde decían ir.

El vitriólico Capo dei Narcofradismo acusa a los hosteleros de Córdoba de ABUSADORES, de robar a la clientela los días de procesión, de cobrar el doble por la cerveza esos días. Yo que los hosteleros lo declaraba PERSONA NON GRATA en sus locales y que sólo pudiera tomarse las cañas en una de esas covacha que todo el año apestan a incienso y donde se expende y se consume cofradeína sin cortar delante de los niños.