(del laberinto al treinta)


domingo, 14 de junio de 2015

Las estupendas tartufadas del PSOE

Desde Atenas, con amor

El PSOE que surgió del contubernio de Suresnes fue siempre el más interesado en esconder la Memoria Histórica del Genocidio. Su indisimulado ahínco estuvo siempre en que no se le relacionara con el PSOE histórico, a pesar de que echara mano en su momento a aquello de los 100 años publicitariamente, en el sentido en que lo suelen hacer las marcas de coches centenarias. Desanclaje de su pasado socialista y desvinculación umbilical con la II República, mediante su apoyo entusiasta e indispensable a la II Restauración Borbónica, nada reprochable si lo consideramos una firma empresarial política que se embarcó tras esa refundación en un consciente proceso estratégico de renovación empresarial, doctrinal y formal, con el fin de convertirse en la franquicia del social-liberalismo europeo (con más liberalismo que de lo otro), un espacio virgen que los auténticos liberales perdieron claramente por acostarse con fascistas irredentos.

Por eso el emotivo acto de entrega de unas flores en el nicho del que fuera último alcalde democráticamente elegido y vilmente asesinado después de la llegada de la democracia municipal a la ciudad, que no fue precisamente en el 79 como afirma torticeramente la agencia del PP, EFE, sino sólo su manipulada restauración, por parte de la nueva alcaldesa pesoeísta de Córdoba, sus concejales y la compañía de altos cargos del partido y los periodistas que dieran fe, no tiene nada que ver con un homenaje a las víctimas del nacionalcatolicismo.

Se trató pura y llanamente de un acto autocelebratorio de reconquista. Lo que homenajeaban no era especialmente a una víctima del terror nacionalcatólico por muy socialista que fuera, ni la restauración de una legitimidad destrozada en las tapias de los cementerios, sino el hecho de recuperar una plaza para la empresa perdida supuestamente -porque ya son otra cosa- 79 años antes. La prueba es que en todos los años que han estado en el ayuntamiento, gozando de concejalías, jamás se les ocurrió promover la colocación aunque fuera de una plaquita en Capitulares que recordara al alcalde que, además de ser asesinado por sus ideas, trató de enmendar la ruina municipal tras el paso previo al 31 de varios caciques Cruz Conde, como puso de manifiesto el profesor García Parody en el libro que le dedicó. Tampoco lo hicieron los de Izquierda Unida para vergüenza eterna suya.

Si de verdad quieren homenajear a Sánchez Badajoz, no sólo por su condición de socialista sino como víctima del Genocidio podrían hacerlo con pasmosa facilidad mediante un verdadero acto de justicia histórica de carácter simbólico: promover una moción para el cambio de nombre de la calle que aún lleva el de su verdugo por el suyo. La memoria del cacique José Cruz Conde, responsable como organizador y garante del éxito del golpe de estado devenido genocidio en la ciudad de Córdoba, sigue siendo permanente e increíblemente exaltada manteniendo su nombre en la más importante calle de esta ciudad desde prácticamente el mismo día del crimen, mientras la del alcalde demócrata de militancia socialista asesinado por sus esbirros nacionalcatólicos sólo consiguió una modesta calle de un barrio periférico después de la II Restauración Borbónica. Bueno, y el ramito de rosas de los que usurpan y utilizan su legado moral.

Sólo hay que ver los enterramientos de ambos personajes situados a escasos metros uno de otro, un impactante mausoleo el cacique nacionalcatólico en el corazón del cementerio de la Salud, un humildísimo nicho apenas visible en una de las calles el asesinado alcalde demócrata. Todo un símbolo de lo que ha significado realmente la Transición/Transacción en esta ciudad, en este país.

Me dicen que la exalcaldiosa tránsfuga Aguilar asistió al acto. Su incombustible desfachatez no tiene límites. Después de una porretada de años con vara y trono en la ciudad no tuvo la santa vergüenza de colocar al menos un poquito de placa en la entrada del Ayuntamiento que recordara al último alcalde de Córdoba de la República fusilado por serlo. Aunque eso sí, no tuvo ningún empacho en homenajear a los cómplices de su asesinato, la desvergüenza de dedicar calle a un obispo fascista que bendecía los fusilamientos y el viscoso cuajo de ensalzar públicamente y negro sobre blanco al cacique falangista que presidió ilegítimamente el consistorio municipal durante el sangriento franquismo. No es casualidad que sus despojos morales hayan sido recogidos amorosamente por el PSOE.

Sea como sea, le deseo una productiva legislatura a la nueva alcaldesa, que sea sensitiva y mire la tendencia general de los nuevos tiempos. Le será de provecho.