(del laberinto al treinta)


sábado, 2 de mayo de 2009

CRUZ DE MAYO DE CAÑERO (2009)

CRUCAÑERO05

Por imperativo maternal vuelvo otro año a acudir a la Cruz de Mayo de mi antiguo barrio, Cañero. Es la única Cruz que visito ex profeso cada año. Las demás que alcanzo a ver son las que me pillan de paso. A mí, por la mala follá que me caracteriza, más de 10 claveles juntos me producen sarpullido estético. Pero desde luego, aparte del deber sentimental, parece que apunto bien porque de nuevo esta de mi barrio ha ganado el

PRIMER PREMIO

Mi madre me llamó el jueves para decirme que ya estaba lista y que cuándo podría verme por allí. Un simple trámite, porque luego siempre que llego no tiene ni un minuto para dedicarme, tan ocupada se encuentra siempre en la cocina. Este año la he pillado, en la inevitable compañía de sus amigas, removiendo una de las dos enormes ollas de potaje que estarían listas para el almuerzo, Me tomo un par de cervezas en la barra mientras flipo desde allí como cada año con la aparición súbita de varios fantasmas del pasado, rostros que dejé de ver hace más de 30 años y que ahora me asaltan con las lógicas cicatrices del tiempo.

CRUCAÑERO01

Este año el motivo de la Cruz han sido las callejas típicas, en concreto la de los Arquillos de Cabezas y la de Las Flores que han reproducido en un impactante 3D. Me señala mi madre la de los arquillos y me cuenta que los ladrillos se los han currado los jubilados del barrio cortándolos uno a uno. La gran macetada que cubre todo el muro exterior de la iglesia acaba de darle el aire rabiosamente andaluz que se pretende. Me pide que le haga una foto ante el conjunto y que la cuelgue en el internet ese donde le han dicho que escribo porquerías contra los curas y las monjas. Le digo que mejor no, no sea que la señalen en el barrio, que colgaré aquellas en las que no esté. Me animo así mismo, aprovechando que unas contrastadas nubes le sirven en ese momento de telón de fondo, a cruzar la plaza y hacer una foto a la iglesia, desde cuya hornacina central un atronante San Vicente Ferrer no ha dejado ni un minuto desde que nací de amonestarme desabridamente con el dedo tieso.

CRUCAÑERO04CRUCAÑERO02

Lo que más me gusta de esta Cruz de mi antiguo barrio es que es netamente popular, una fiesta organizada por la Asociación de Vecinos sin intervención de la mafia de las cofradías de Semana Santa. Una fiesta de ruptura de la cotidianidad sin ánimo de lucro, sin más fin que la fiesta por la fiesta.

Hasta el año que viene.

IGLESIACAÑERO


CRUZ DE MAYO 2007
CRUZ DE MAYO 2008

A TRAVÉS DEL EGIPTO CON EDUARDO TODA


portadaintro

Yo siempre tuve suerte con las herencias. Y eso que lo único que he alcanzado a heredar han sido libros. Pero como los libros son los objetos materiales que más me gustan, puedo hacer esa afirmación con total tranquilidad.

Mi padre sólo me dejó libros, su pequeña colección de baratos ejemplares de colecciones de kiosko que no obstante me desvelaron tantas maravillas. Pero fue mi tío abuelo Ortiz, el tío Ortiz, mi tío Iturrioz particular quien me aficionó realmente a ellos. Autodidacta desde las primeras letras (aprendió, como en las fábulas, a leer mientras cuidaba cabras en la sierra), consiguió reunir con los años en su escondida casa del barrio de Santa Marina una preciosa colección de libros de historia y de viajes del siglo XIX que había ido comprando pacientemente, dada su modesta posición económica, en las librerías de viejo con sus ahorros desde antes de la guerra, pero sobre todo desde la posguerra, tras salir de la cárcel donde lo encerraron la banda de facinerosos que secuestraron el país a punta de pistola durante tantos años. Aparte de esas grandes maravillas contaba también con una nada despreciable colección de novelas de sus autores favoritos, naturalistas fundamentalmente con Emile Zola a la cabeza, cuya afición me inoculó y cuyas obras completas fui devorando morosamente préstamo a préstamo entre los 13 y los 15 años. Cuando contaba con 10 años me regaló el primer libro que pude llamar mío: Al Polo Austral en velocípedo de Verne. Era un ejemplar de 1914 y estaba muy deteriorado pero recuerdo que su lectura me fascinó tanto que nunca más he dejado de leer (y de leerlo) desde entonces.

Mi padre, que tenía un amigo encuadernador, me llevó a su casa para restaurarlo. El amigo, versionando el viejo proverbio chino del pez y la caña, en lugar de hacerlo convenció a mi padre, que era carpintero, para que me fabricase un telar y una prensa con el compromiso de enseñarme a encuadernar. Aprendí los secretos del cosido, los nudos, las colas, las guardas, etc. Y restauré el ejemplar de Verne que mi tío me había regalado y ya de paso encuaderné varios libros de mi padre y alguna colección de revistas de una vecina. La afición al encuadernamiento se me pasó afortunadamente pronto. Digo afortunadamente porque mi buen gusto nunca superó a mi mediana pericia y los acabados de mis trabajos no fueron nunca demasiado respetuosos con las portadas ni los lomos de los ejemplares que llegué a restaurar por mi manía de cubrirlos siempre con el tradicional hule de encuadernador. Eso impidió que algunos años más tarde me pusiera en la tarea de encuadernar el único libro que alcancé a heredar de mi tío Ortiz tras su muerte en el ya lejano 1971, cuando yo sólo contaba 17 años.

Mi tío me había prometido varias veces que a su muerte yo podría quedarme con sus libros, dada la escasa afición a los mismos del resto de la familia, pero cuando llegó el momento, que ocurrió repentinamente, me fue imposible hacer valer mis derechos adquiridos verbalmente. Los libros se los quedó todos un tío carnal mío, sobrino directo de él y la maravillosa colección de lomos de cuero con letras doradas quedaron para siempre y como único destino rellenando los huecos del espantoso mueble bar que cubría todo un testero de su salón.

Pero casualmente obraba en mi poder un preciosísimo ejemplar que mi tío, tras mil peticiones y juramentos de tratarlo como a mis propios ojos, accedió a prestarme, una semana escasa antes de su muerte. Se trataba de A través del Egipto de Eduardo Toda, en una, aunque desportillada, preciosa edición, la original de 1889 , con una portada absolutamente delirante y los filos de las hojas dorados, unos grabados sublimes y unas coloridas litografías de la escuela delacroixiana protegidas cuidadosamente con papel cebolla. Una de esas ediciones del siglo XIX que sólo he podido contemplar en los stands de las ferias del libro antiguo y de ocasión a precios desorbitados. Así que tras comprobar que la colección de libros que moralmente me pertenecía nunca sería mía me callé como una momia el pequeño detalle de que uno de ellos obraba en mi poder.


capitulo 01


Habré leído el libro desde entonces como 20 veces, algunas de ellas de un tirón y las más de las veces picoteando por sus capítulos. Eduardo Toda (1855-1941) fue uno de los escasos ejemplares de orientalófilo español o al menos de orientalófilo español de calidad, del siglo XIX, un siglo en el que dichos ejemplares sobreabundaron en toda Europa. Catalán de Reus, antes de los 30 años ya estaba destinado en el Extremo Oriente como diplomático y aprovechando esa circunstancia para estudiar a fondo todo lo referente a los lugares en los que residió, principalmente China, pero también Japón, Corea y Filipinas.

Pero fue su etapa como Cónsul General de España en Egipto entre 1884 y 1886 el que más frutos daría a la literatura histórica y de viajes española. Su enorme curiosidad, su capacidad de estudio y su afán aventurero le convirtieron en el mayor experto en egiptología faraónica de España. En El Cairo entabló enseguida amistad con el director del Museo de Bulaq (el Museo Egipcio de la época), el famoso Gaston Maspero y con él aprendió los secretos de la egiptología llegando por orden suya a encargarse del descubrimiento y vaciamiento de una importante tumba cerca de Luxor, cuya descripción ocupa el capítulo XXV del libro. Recorrió todo el país desde Alejandría hasta Asuan y hasta el Mar Rojo. Y todo lo dejó minuciosamente narrado en ese libro.


capitulo 02capitulo 10

Afortunadamente no sólo se explayó en explicar, muy profundamente, todo lo referente al mundo faraónico que alcanzó a saber y a estudiar sino que tocó todos los aspectos del país del Nilo. Así, encontramos en el libro estudios completísimos sobre las distintas clases sociales del Egipto que conoció en vivo, tanto de las campesinas como de las urbanas, la vida cotidiana de los miles de europeos que allí residían y que habían creado una ciudad a su medida con todas las comodidades de sus países de referencia y la de los barrios aristocráticos turcos y de los populares árabes. Encontramos en sus páginas denuncias de la destrucción de los centros urbanos históricos de El Cairo y Alejandría por la piqueta demoledora de la especulación inmobiliaria que fomentaba el corrupto gobierno de los jedives. Justifica veladamente en ellas así mismo la revuelta popular contra la insoportable sangría y explotación a que se veía sometida la población por las compañías europeas que terminó con un brutal bombardeo desde el mar que destruyó totalmente Alejandría a cargo de la muy civilizada Armada Británica. Y al contrario del otro gran divulgador del mundo egipcio, el también catalán Terenci Moix, al que el mundo islámico le importó siempre un carajo, don Eduardo penetró muy profundamente en la epidermis del mundo musulmán que conoció, destacando un completísimo trabajo acerca de las bases de la religión islámica, a la que no se acerca con los anteojos fundamentalistas católicos propios de la intelectualidad de la época, sino con una admirable capacidad de análisis objetivo y curiosidad verdadera. Su interés por la arquitectura islámica convierten su libro en un documento interesantísimo para conocer el estado en que se encontraban es ese momento las grandes construcciones arquitectónicas de la ciudad.


calle


Sus fotografías, algunas de las cuales aparecen en el libro sirvieron al magnífico grabador Jose Riudavets para elaborar los grabados que ilustran el libro.


Barbero árabe


El contrapunto chungo lo pone su irracional aversión a los judíos. Una aversión en la que sí que Toda contemporiza con el pensamiento dominante de la época. Yo me imagino que el fenómeno es relativamente comparable al que atañe actualmente al mundo de los toros. La corriente absolutamente mayoritaria, que incluye a casi todos los intelectuales y artistas españoles del candelabro, es de comprensión, cuando no afición, al repugnante mundo de la tortura ritualizada de animales convertida en espectáculo y enfundada en la absurda denominación de manifestación artística. Dentro de algunos decenios es probable (y deseable) que la mayoría de la sociedad mire con repugnancia aquella afición bárbara, al igual que hoy miramos con repugnancia el racismo activo de aquellos por otra parte ilustrados europeos decimonónicos.

Se me ocurre que la extraña causa por la que este magnífico libro de viajes no se haya vuelto a publicar desde su edición original en 1889 pudiera ser la repulsa que generarían sus opiniones sobre los judíos habitantes de Egipto, unas opiniones cargadas de tópicos infumables y de un odio profundo y atávico, absolutamente incomprensible en alguien como don Eduardo tan abierto de mente, con las lógicas excepciones propias de la cultura colonialista imperante, en todos los demás temas.

La especial referencia a los sefardíes y la visceral manía que les profesaba precisamente por su vinculación con España manchan de impresentable racismo el contenido de algunas páginas de este excepcional libro cuya reedición sería necesario que alguien se planteara urgentemente.

La mayoría de las piezas de origen egipcio que podemos contemplar hoy en España, tanto en el Museo Arqueológico Nacional, como en varios museos catalanes fueron traídos y minuciosamente vendidas a sus fondos por él. Su amor por la egiptología no le eximió de buscarse la vida constantemente chalaneando con ella, lo que le colocó frecuentemente al mismo nivel que los traficantes de antigüedades locales egipcios y los saqueadores de tumbas de los que tanto rajaba en su libro.

martes, 28 de abril de 2009

La Rosa y el Capullo

Sin el permiso de mi amigo David, que lo ha colgado en la taberna de LA CALLE DE LAS FLORES os dejo esta perla que ha confeccionado a costa de la maloliente y marranesca manera en que se ha desarrollado el asunto de la Tocata y Fuga de Rosita, de lo que no era sino la Crónica de un Transfuguismo Anunciado, pero del que algunos esperábamos que lo hiciera por unos cauces más... higiénicos. Y me voy a permitir ya de paso la licencia de autocitarme en un comentario que he hecho al mismo post que cuelgo abajo: Para que la jugada hubiera sido limpia, Rosa Aguilar que no soportaba desde hace años el traje sudado de IU que estaba obligada a llevar para mantenerse en el candelabro, tendría que habérselo quitado al primer olorcillo y haberse duchado higiénicamente. Y después haber solicitado un traje nuevo al PSOE. Las personas que se cambian de vestido, o de cama sin ducharse primero reciben un merecido y sonoro nombre popular. Tamayo y Saéz lo hicieron por dinero contante y sonante. La mediocridad sublimada de nuestra por fin exalcaldiosa lo hizo por su desmedida ambición de poder, para tratar de remediar su inconsolable snobismo, que como decía Borges, es la enfermedad de quien siempre considera que se encuentra en el lugar que no le corresponde. El PSOE sabrá por qué contrata a semejante vaciedad ambulante y qué réditos considera que puede sacar de ella.

Probablemente tenga más que ver con servicios prestados al PSOE en el propio Ayuntamiento de Córdoba, permitiendo que el concejal estrella del partido del capullo, el ambicioso de la muerte Blanco, pudiera convertirse en Antoñita la Primera y así colocarse en un ventajoso lugar de cara a las próximas elecciones, que de todas formas ganará el PP, en un feudo tradicionalmente vetado a los capullistas. La pugna ahora mismo ya está clarísima: entre los rosistas al servicio de Blanco y entre los restos amohinados de la IU fetén. Por eso el PSOE apoya al abejuelo Ocaña, encenagado en el turbio asunto de la multa a Sandokán, para poder seguir promocionando a Blanco desde la Consejería de Obras Públicas y amenaza con romper el pacto si los rojos consiguieran colocar de alcaldesa a la vapuleada Elena Cortés. ¿Podencos? ¿Galgos? El Niño Nieto, su corte a navaja y su jersey de pico y la alargada sombra del zombi Aznar afilan el garabato de sus siniestras sonrisas...



HABLA, POR FIN, DAVID:



logoabejas



El acto de transfuguismo de Joaquina Rosa Aguilar Rivero deja el ayuntamiento de Córdoba en una situación aún más surrealista, si cabe, que la que ya padecía desde las elecciones. Pierde Rosa, que con la capullada de pasarse al partido del puño y el capullo ha dinamitado su imagen pública en la ciudad. Pierde el ayuntamiento, en grave riesgo de verse gobernado directamente desde la consejería de Obras Públicas de la Junta de Andalucía. Pierde la panda de inconscientes de IU en Córdoba. Entretanto, el PSOE se congratula del aparente golpe de efecto y la carcundia local del PP, con Nieto a la cabeza, se frota las manos acariciando el nirvana. La ciudadanía cordobesa de izquierdas es esa pobre clavellina que va de esquina en esquina, etcétera, y ya ni se sabe para dónde mirar. ¿Tiene arreglo la cosa? Quizá sí, aunque la cosa no está para nada fácil.

Joaquina Rosa se ha pasado a la otra orilla después de muchos meses de deterioro físico y mental. Ya no hablaba como antes, no tenía ni soltura, ni chispa ni voz. Desde las elecciones municipales, que ella soñaba con ganar por arrolladora y anguitista mayoría, ha ido como alma en pena, cada vez más ida, cada vez menos firme. El impacto de su defección le ha valido tal cantidad de varapalos, y de una calidad y diversidad de procedencias, que ahí la tenemos hecha un pingajo. Quizá se reponga, aunque eso tiene que preocuparnos poco. Lo que nos tiene que preocupar es cómo reponernos, con el panorama que nos deja.

Joaquina Rosa ha emigrado en busca de capullos más frescos que libar porque, como decía Harazem en insuperable metáfora, ella veía ya que la lancha iba derechita a la catarata y ha tenido que buscar auxilio in extremis. Parece que la han rescatado de un naufragio integral del que no habría podido salvar ni siquiera los muebles. Veamos:



  • No se va a conseguir la capitalidad cultural, y la deshonra no va a ser de ella.

  • No se hace el palacio del sur, como no sea la maqueta. Pero el que venga detrás que arree.

  • Pasado el boom inmobiliario, no hay un duro en las arcas pero eso ya es problema de otros.

  • La vida cultural de la ciudad está hecha un páramo. Ya tenemos semana santa y júrgol por un tubo, misión cumplida.

  • La campiña ya ha sido vandalizada, la sierra arrasada, las construcciones ilegales son ya un cáncer en metástasis que arraiga incluso en el mayor conjunto arqueológico de Iberia. Que lo resuelva otro.

  • Del aeropuerto hablamos otro día. Ella, al ave.

  • La memoria de Fray Albino y los Cruz Conde ya ha sido convenientemente recuperada y loada, misión cumplida. Antes de que vengan los rojos pidiendo lo suyo, mejor hacer mutis por el foro.

  • El amiguete de timbas y construcciones ilegales ya está indultado y no hay peligro de que le metan mano. A otra cosa, mariposa.


Entretanto, el ejército rojo de IU y el PCE, cautivo y desarmado, se enfrenta a un panorama extremadamente crudo que se ha labrado a conciencia. No nací para profeta, pero sería interesante recuperar el antiguo foro de la Calleja de las Flores para consultar algunas de las ideas que circularon cuando se preparaban las listas de IU a las municipales. Joaquina Rosa impuso una lista compuesta, salvo irrelevancias, por personas elegidas a dedo por ella de pe a pa. Aquella pandilla de inconscientes de IU cedió porque temía que sin Joaquina Rosa se perdieran las elecciones. Las voces más serenas se preguntaban: “Ya, pero en estas condiciones, ¿para qué queremos ganar?”. Sugería yo en la Calleja a quien me quisiera oír (seguramente nadie) que si poner a Rosa parecía obligatorio, entonces harían bien en concentrarse en situar en los puestos siguientes a un equipo capaz de tomar las riendas desde la izquierda cuando llegara el día, más cercano que lejano, de la inevitable defección de la Alcaldiosa. Nada de eso se hizo. La lista fue llena de personajes que deben toda su lealtad a Rosa. Sobre todo si el alcalde nuevo es del grupo rosáceo, tendremos un equipo municipal dirigido y controlado a todos los efectos desde la consejería de la Junta. Desde el ayuntamiento no se va a trabajar pensando en optimizar la gestión a favor de una posible candidatura de IU en las siguientes elecciones. Toda la gestión se hará a favor de otros intereses.

El protoalcalde Ocaña, en vez de enemistarse o incomodarse con quien en teoría ha traicionado al ayuntamiento, a la formación política, a la población y a la gente decente, al día siguiente se reúne con ella en un
perol y oye, tan amigos. Porque efectivamente el grupo municipal de IU en el ayuntamiento, en su mayoría, no solo apoya, sino que probablemente forma parte de la maniobra: junto con el grupo del PSOE, van a ponerse a toda máquina y no será ni para cambiar de política ni para favorecer que Córdoba vuelva a tener un gobierno municipal de auténtica izquierda.

No hay ni personalidades ni resortes para recuperar para IU el control del ayuntamiento. En la práctica el PSOE ha logrado con esta maniobra lo que no consiguió por las urnas en treinta años. Y de un modo insuperable. Vamos, ni Aguirre con el tamayazo, porque IU no puede ni siquiera quejarse: ¡formalmente sigue encabezando el ayuntamiento! Un esperpento genial. Porque no nos engañemos: el hecho de que algunos elementos del ayuntamiento conserven el carné de IU tiene exactamente la misma relevancia que el hecho de que Rosa también lo conservara hasta hace unos días. Cabría preguntarse si los escasos elementos no rosáceos del equipo municipal tienen posibilidad de imponerse y quizá obligar a que se elija a un alcalde o alcaldesa que ponga más difícil el telecontrol del ayuntamiento desde la consejería de Obras Públicas. Plantear un órdago es complicado, ellos y ellas sabrán qué es peor, si colaborar con Ocaña para que culminen la maniobra por completo, o si plantarse de una vez aun a riesgo de que el resultado final sea que el alcalde se apellide Nieto… Morir fritos o tostados.

Por cierto que el compañero de taberna Unamiradadesdeelsur, en el mencionado enlace de su blog, efectúa un análisis cínico y que huele mal.
Léanlo. Culmina cuando afirma que no pasa nada, que en el ayuntamiento la vida sigue igual. Ya lo creo. Y no igual, sino incluso mejor. Por fin se ha consumado la independencia respecto del grupo de irreductibles galos de la asamblea local. Hay que celebrarlo. Por ejemplo con un perol.

Reconstruir una opción creíble de izquierdas en Córdoba con vistas al futuro requiere también acciones decididas y valientes. Los Mariscales y los Centellas no sirven. En la izquierda cordobesa, dentro y fuera de IU, hay gente joven, capaz, formada, responsable y trabajadora. Trabajadora en el sentido de que tienen trabajo, no como ciertos profesionales de la política que suponen más un obstáculo que una ayuda. ¿Puede IU en Córdoba prescindir de personajes como, por poner un poner, Enrique Centella? La respuesta es que no solo puede, sino que debe. Y debe porque a la ciudad y a la formación le saldrá más caro insistir en darle un sueldo a este muchacho, que ponerle un quiosco o un bar y que se busque la vida por sus medios. ¡Renovación, limpieza, aire fresco, ideas, capacidad, formación, compromiso, independencia!

Si nada de eso llega a IU, y como todo el mundo ya intuye, al final la ciudadanía de izquierdas tendrá que organizarse por su cuenta. Desafío nada fácil y con perspectivas de éxito más que debatibles (debatamos, pues). Pero la alternativa es quizá peor…

Señor Nieto, le doy mi enhorabuena. Con tal panda de enemigos, ¿para qué se necesitan amigos? Siga usted frotándose las manos…