(del laberinto al treinta)


lunes, 2 de octubre de 2006

Me voy ao BRASIL

Bueno, imprecisos lectores, como ya amenacé hace unos días: ME VOY AO BRASIL. Concretamente a Salvador da Bahía. Ya tocaba un poco de cambio: los dos últimos años viajamos a lugares de habitantes un pelín serios, bueno... más serios que un ajo. Vietnam y China. Serios, tirando a circunspectos como dice mi amigo Juan Sepelio, poco amigo de orientalidades. El cambio va a ser brutal. Miedo me da con lo poco aficionado que yo soy a las alegrías desaforadas y a las tamborradas excesivas tengan la excusa que tengan. Sólo serán 26 días, así que podréis soportar mi ausencia sin demasiado síndrome. De todas formas siempre podéis repasar EL ARCHIVO, mejor por Meses que por Categorías, que aún no terminé de confeccionar.

En cuanto a mis posibilidades de caer en la incomunicación son nulas. El maravilloso método de portugués brasileño que me bajé de la red me salvará como siempre la vida. Oíd, oíd como me desenvuelvo en la lengua de Pessoa para cuestiones vitales:




¡¡¡ATE LOGO, MEUS AMIGOS!!!

Anécdotas cordobesas (Cordobapedia)

En estos días en que los pegatiros de toda la Comunidad se reúnen en su convención anual, INTERCAZA, para relatarse sus valientes y sangrientas hazañas, intercambiar opiniones sobre cómo reventarle mejor el hígado a un ciervo a increíble distancia, examinar la oferta de siniestras herramientas que les permitan cumplir, una vez convenientemente sudorizdos y aguardentados, con su atávica afición de salir de su hábitat natural, invadir la ajena y descerrajarle un balazo al primer animal que se le ocurra salir de su madriguera para cumplir con su trabajo diario de alimentarse y alimentar a sus crías, he acabado de comprender la causa de el estricto, cabal y cuidadísimo elenco de anécdotas que la magnifica enciclopedia digital Cordobapedia ha seleccionado para tratar de definir el alma de los cordobeses que en esta ciudad habitan.

Como quiera que esta ciudad cuenta además con la mayor colección de esculturas, placas y homenajes de finos matarifes de todo el orbe mundial, la sospecha se hace certeza. Y la solicitud de que le sea cambiado el autotítulo de Ciudad de la Tolerancia, por el de Ciudad de la Toreancia, empieza a ser clamorosa.

Y como quiera, además, que su contrario, el racismo, cuenta con cobertura legal como una opinión más en los plenos municipales como se demostró en los debates sobre el Centro Social Polivalente del Guadalquivir, el círculo se cierra perfectamente.

Así que ambas anécdotas nos vienen al pelo, que ni pintadas, como anillo al dedo, como la uña a la carne, como Luccino a Vittorio. El alma de esta ciudad con dos pinceladas históricas: