(del laberinto al treinta)


lunes, 22 de abril de 2013

Señales


Yo, como buen poliateísta, no creo en la señales. Pero a veces he de reconocer que hago mal, porque algunas, de tiempo en tiempo, son inequívocas. Por ejemplo ésta: un Sáenz de Buruaga, de los Sáenz de Buruaga de toda la vida y de larga trayectoria neofranquista en los medios desde hace unos años ironizaba ayer en su twitter sobre el plan de la Junta de Andalucía de procurar que dado el galopante avance de la pobreza en la comunidad ningún niño que acuda a las escuelas públicas se quede sin sus tres comidas diarias. Bueno, lo de ironizar es en este caso una propia ironía, porque en realidad lo que hace es descojonarse. ¿Y por qué no una bicicleta?, dice el hijoputa. Hace 77 años, un antepasado suyo, el coronel africanista Sáenz de Buruaga, ordenaba asesinar el 28 de julio de 1936 a varias decenas de jornaleros de izquierdas en la plaza de Baena. Uno a uno, tiro a tiro, a sangre fría. Hombres y mujeres. Y algún niño. Mientras sus esbirros de la Guardia Civil y de la Falange le ejecutaban las órdenes, él lo comprobaba bromeando sobre el asunto acodado en la barra del Casino del Pueblo tomando un refrigerio. No se sabe si con o sin alcohol pero seguro que fresco, dado el sofocante calor que hizo ese día en la Campiña cordobesa.

La tendencia a la humorada macabra de ciertos Sáenz de Buruaga queda pues reconocida. Eso sí, ha habido una evolución humanitaria. Siendo ambos militares al servicio de la misma oligarquía, uno con la pluma, el otro con la espada, el último se limita a reírse de los niños andaluces que pasan hambre y el anterior los dejaba huérfanos. Parece que los tiempos fueran otros, pero en realidad, en el fondo, siempre son los mismos. Un espejismo evolutivo.

3 comentarios:

Lansky dijo...

los twitter/facebook y demás hostias sociales amplifican eso de 'por la boca muere el pez', pero ¿afectará eso a este besugo?

harazem dijo...

Bueno, Lansky, ya conocía tu fobia a las redes sociales, pero tú mismo has dado la clave para no despreciar su valor informativo: la inmediatez hace que los besugos borboteen sin tino lo primero que se les viene a la cabeza, o sea lo que realmente piensan. Así que probablemente al refrán aquel que decía "sólo los niños y los borrachos dicen la verdad" habrá que añadirle: "...y los usuarios de las redes sociales."

Lansky dijo...

Es obvio que no desprecio ese valor, por eso yo no incurro en ellos