(del laberinto al treinta)


martes, 30 de diciembre de 2008

Pero qué bueno que era Fray Albino...

Los fundamentalistas católicos cordobeses en su imposible afán por rascarle la gruesa capa de roña fascista a la memoria de Fray Albino pueden llegar a cotas delirantes de desvergüenza. En el ABC local de hoy un tal Rafael A. Aguilar, para demostrar el supuesto talante conciliador del torvo personaje, se deja caer con un escrito en el que narra una fabulosa (de fábula) visita (1948) del que fuera certero adaptador del Mein Kampf del Führer para los niños españoles de la posguerra a la ciudad mexicana de Córdoba de Veracruz. Como única fuente el propagandista católico abecedario utiliza una carta que el obispo franquista envió al no menos franquista alcalde Cruz Conde en la que le hablaba del caluroso recibimiento que las autoridades locales le propinaron y la llavecita que le entregaron como muestra de cortesía. Nada que se salga de las normales reglas protocolarias municipales previstas para esos casos. Pero nuestro febril cruzado, que pareciera que estuvo allí, vio mucho más allá y aquí que viene a contárnoslo con pelos y señales. Según él a la recepción asistieron muchos republicanos anticlericales españoles, y lógicamente cordobeses, que se sumaron al caluroso recibimiento que las autoridades municipales de la pequeña ciudad homónima tributaron al obispo de Córdoba de España. Nuestro visionario meapilas local nos pinta a aquellos españoles que tuvieron que exiliarse para evitar ser fusilados por las autoridades del régimen que allí representaba el obispo, llorando de emoción y perdonando o pidiendo ser perdonados por el que fuera firmador de la carta de los obispos llamando Cruzada al golpe militar fascista contra un régimen democrático, glorificador del Caudillo hasta extremos delirantes, animador de la limpieza de rojos mediante el jabón del pelotón de fusilamiento, aplaudidor del mayor genocidio programado de demócratas en Europa después del nazi, redactor de los peores textos racistas que se hayan escrito en la castellana lengua...

Emosionante de verdá. A ver, y qué le dijeron, don Rafael, aquellos exiliados al obispo ¿¡Pelillos a la mar, monseñor!? ¿Somos españoles ante todo, y no nos vamos a pelear por un quítame de allá un millón de muertos? ¿Torerooooooooo, torerooooo? Venga no sea parco, don Rafa, cuéntenoslo. Y luego vaya a confesarse, que los embustes tan gordos como ese son pecado.

Talante conciliador dice el nota que tenía el obispo aquel... No tienen menos vergüenza porque tienen confesionario donde formatear constantemente la conciencia.

2 comentarios:

Miroslav Panciutti dijo...

Amigo Harazem: paso sólo para desearte feliz año nuevo. No sabía que tu querido Fray Albino fue antes que de tu ciudad obispo de la Isla en que resido; a ver si averiguo algo más sobre sus hazañas por aquí. Últimamente no te comento (estoy poco ocurrente) pero te leo, admirándome de la fecundidad que estás exhibiendo en estas prostrimerías anuales (y tú me llamabas prolífico). Por cierto, tu crónica viajera: im-presionante. Un abrazo.

harazem dijo...

Pues muchas gracias y recibe mis mismos deseos para tí.

Sí, claro, allí fue donde forjó su carrera de fascista, como ha estudiado el profesor de la UNiversidad de La Laguna Ricardo A. Guerra Palmero. Por cierto hay un viejo chiste lagunero que tal vez no conozcas y que hace referencia al obispo. Aquí se contaba en un diario lagunero hace unos años.

http://www.eldia.es/2003-12-06/laguna/laguna4.htm

Y gracias por el piropo
Un abrazo